8/4/11

LA HUMANIZACIÓN DE DIOS


Si te portas mal, Dios te castigará.

El "tata Dios", está mirando siempre lo que hacemos.
¿Sabes por qué este temporal..?
Dios está enojado.
¡No hagas que Dios se enoje!
"Diosito" nos cuida.
Estas son algunas afirmaciones que por siempre, los niños de todas las generaciones han escuchado.
No sólo los niños, también nosotros a diario escuchamos frases similares, asignándole al Altísimo, conductas y reacciones humanas.
Son sutiles afirmaciones que conllevan toda una forma de ver y sentir la presencia de Dios, una religiosidad no lejana de las creencias de tribus y pueblos remotos.
Parecen más bien, frases inocentes pero que han quedado y se conservan en la memoria colectiva y en lo profundo de nuestra conciencia. Condicionan nuestra fe y son parte de nuestra religión.
Dios se enoja. Dios se molesta.
Dios siente dolor. Dios es vengativo.
Dios te corrige. Dios es celoso.
Dios es bondadoso.
Es la descripción más frecuente que tenemos de Dios y que evidencia que tiene la postura de cualquier hombre, un mortal, un ser humano.
Dios es un ser humano y al parecer no está reñido con lo que dice el génesis:

"Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo, el ganado. Y en toda la tierra, y sobre todo animal que se desplaza sobre la tierra"

O sea que Dios tiene una condición humana y por tanto reacciona como humano y actúa con las virtudes y defectos de cualquiera de nosotros. Es más, la Biblia lo cita hablándole a su pueblo en términos como:

"Yo soy Yahvé, el que te sacó de Egipto y un Dios celoso es Yahvé que castiga a los que no le obedecen hasta la tercera y cuarta generación".

O sea, un Dios terrible.
Pero la creación, la inmensidad del cosmos y del firmamento, la vida, nos dice cada día, cada noche algo muy diferente.
¿Quién ha creado las estrellas y las nebulosas? ¿Quién ha creado los astros lejanos y la infinidad de constelaciones? ¿Quién es el creador de las galaxias, conjunto de estrellas y planetas que se encuentran inconmensurablemente lejos de nosotros y de eones de tiempo a tal punto que algunas, aún brillando ya han dejado de existir?
¿Un hombre?
¿Alguien con apariencia de hombre y con sentimientos humanos?
¿Un hombre grandioso, algo así como un gigante?
Te hago ver que Dios es algo mucho más grande que las conductas humanas. Que escapa a los raciocinios que podamos hacer de el.
Dios es la divinidad
Dios es el todo en todo
Dios es la vida
Dios es el tiempo y el espacio
Dios es el amor
Dios es la creación
Dios es la presencia
Dios es la luminosidad
Dios es mente y energía.
Nuestro problema, es humanizar la existencia del Todopoderoso. Es darle una estructura humana en nuestro cerebro y en nuestra mente para que pueda calzarnos la idea.
De otro modo, no podemos.
Ya el hecho de que yo te diga que Dios es espíritu, provocará en ti una interrogante.
Un espíritu no ve. No escucha, no habla, no come, no piensa, no tiene corporalidad.
No-dices en tu intimidad.
Dios no puede ser un espíritu, no me calza, no lo puedo ubicar.
Me queda demasiado lejos.
Es decir no me puedo crear una imagen en mi mente para que cuando aparezca esta palabra yo haga la asociación con ella.
Mi mente actúa por asociación, digámoslo así, y sólo soy capaz de asociar lo que existe, lo que es , lo tangible.
Si digo león, hago inmediatamente la asociación y se me aparece su imagen.
Si digo árbol, lo mismo.
Si digo desierto, en mi mente se forma la imagen de una extensa planicie de arena sin vida y sin vegetación.
Si digo mar, mi mente asocia el movimiento de las olas y el ruido del agua.
¡Mar! Agua, mucha agua salada…
Puedo asociar todo lo que digo, todo lo que existe.
Es algo así como un inmenso libro de imágenes y de símbolos ya procesados, al que recurro para darle forma concreta a lo que menciono en abstracto.
Y el idioma, cualquiera que sea, nos permite asociar casi idénticas imágenes para cada concepto, seamos portugueses, alemanes, escandinavos.
Las imágenes son las mismas.
En tu mente se diseña la imagen de un pájaro independiente del idioma que escuches.
Todo se complica cuando te pido que asocies en tu mente términos abstractos. ¿Cómo imaginas el alma? ¿Cómo representas en tu mente la angustia, la plenitud, la soledad, la impaciencia, la fe , el miedo?
Yo te aseguro que no sabes por qué, pero si te digo ángel o arcángeles, los asocias con rostros hermosos y cuerpos humanos alados.
El demonio, lo asocias con la imagen que traes de niño: capa roja, tridente, cuernos y sonrisa malévola.
¡Pero se trata de un ser humano!
El gran Miguel Ángel pintó los frescos de la Capilla Sixtina e imaginó a Dios viajando en una especie de concha, como una nave, con rostro de anciano severo como dirigiéndolo todo.
Un anciano de alba blanca, con los cabellos al viento.
Y en parte, la asociación que hacemos con la imagen de Dios es similar a esto.
Pero no.
Dios es un espíritu cósmico, vinculado al tiempo y al espacio.
De Dios emana la creación completa, la gran inmensidad del firmamento lejana a nuestras ideas a nuestros conceptos y a nuestras imágenes.
El relato del génesis apenas da luz sobre esto:

"Hizo Dios las dos grandes luminarias, la mayor para presidir el día, y la menor para presidir la noche, y las estrellas, y las puso en el firmamento de los cielos para alumbrar la tierra y regir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas."

La grandiosidad del altísimo no se evidencia.
Pareciera que las estrellas han sido pintadas en el espacio, sin vida y sin movimiento.
Pero sabemos que no es así.
Todo vibra, todo va y viene.
Una creación majestuosa.
Y terrenalmente Dios tiene la apariencia humana de un anciano de barba blanca y mirada huraña.
Es que nosotros hemos humanizado todo, el universo y la creación y hemos terricolizado todo como si el hombre como género y unidad, fuese el centro de todo lo creado, cuando no es más que un suspiro y hoy sabemos que no somos ni mucho menos el centro de nada.
Ha llegado el tiempo de cambiar esta visión, porque del mismo modo que hoy te sonríes con las creencias de los pueblos primitivos, adorando por ejemplo al Dios sol, perfectamente nosotros somos los primitivos de otra humanidad y los niños del mañana sonreirán un día cuando estudien que nosotros en tiempos de la globalización, teníamos como Dios a un anciano de tez blanca.
Dios definitivamente con esa imagen no existe.
No es.
Dios no es terrícola.
Dios es el espíritu creador del tiempo y de la historia, entendiendo la historia no con un carácter se sucesión de hechos, sino como el viaje de un universo, algo por el momento incomprensible para la sabiduría humana.
Y si el universo que es creación de Dios, es incomprensible para la sabiduría humana, mucho más incomprensible es la imagen y figura de Dios. Porque afirmándome en tu misma fe, te puedo asegurar que Dios es el creador de todas las constelaciones y galaxias, de la vida, mucho más allá de nuestra pequeña vía láctea.
Extraño que el creador del universo de eones de milenios sea un humano, porque tal vez en otras latitudes de la existencia y es más que probable que así sea, los seres tengan una apariencia absolutamente distinta.
Quiero ayudarte.
Palabras del éxodo:

"El día en que el Señor habló con ustedes de en medio del fuego en el monte Horeb, no vieron ninguna figura. Tengan pues mucho cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer, ni figuras de animales, aves reptiles o peces. Y cuando miren al cielo y vean el sol, la luna, las estrellas y todos los astros, no caigan en la tentación de adorarlos, porque el Señor su Dios creó los astros para todos los pueblos del mundo"

A la hora de la verdad, es posible que tengas dudas de Dios, aunque no lo digas. Por lo demás existe un gran riesgo.
Si Dios tiene figura y apariencia de hombre, entonces alguien lo creó.
El hombre realiza las asociaciones mentales.
¿No habrá sido el hombre el creador de Dios?

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