31/3/11

POLVO CÓSMICO

En el inmenso, infinito y dinámico universo, existe la vida.

La noción y la idea de la vida, es la que nosotros conocemos en nuestro pequeño planeta tierra. Es la vida cotidiana.

A veces nos asombra la microbiología, pues todo tiene vida y movimiento. Mucho más asombrados quedamos de la vida de allá arriba, donde están girando los millones de astros.

La tierra, es un pequeñísimo planeta al extremo de la galaxia. Desde el extremo opuesto no es perceptible.

Es en esta lejana galaxia, donde el sol, nuestra estrella más cercana, genera las formas de vida que nosotros conocemos.

Acá también se han generado los elementos que nos condicionan y nos envuelven: tierra, aire, agua y fuego.

Cada día, cada amanecer los seres de la tierra, que se han dividido en cuatro reinos experimentan la vida, la belleza y la inmensidad del universo.

¿Qué es un día?

El cielo y las estrellas provocan en el hombre desde siempre un suspiro de plenitud.

Este universo, este sol, esta tierra, en el escenario del firmamento han repetido la escena durante millones de años, algo fuera de la razón humana, donde noche y día se han sucedido infinitamente, continuamente, inexorablemente.

Tal vez una persona logre vivir cien años, es la expectativa de vida, la ingenuidad sobre el futuro. Es mucha edad para los ojos y la mente nuestra.

En esta inmensidad cósmica, es nada más que un pestañar de ojos, un suspiro que ayer pasó.

En cien años el ser humano no alcanza a comprender la inmensa creación, el infinito movimiento del universo.

Nadie alcanzaría a experimentar la vida en su real dimensión.

Además que no la comprendería, tiene principios y leyes superiores.

Pero hay otra vida, cercana a ti e incomprensible aún:

Durante la noche mientras todo duerme, una parte tuya, tu cuerpo etéreo asciende, viaja y viaja. Visita otros mundos, visita otros seres. Una experiencia que todos tenemos. Vas y vienes por el presente por el pasado, por el mar por las praderas, puedes ir a tu infancia y a tu senectud, visitas mundos lejanos que son reales.

Esto es fantasía, aunque viajáramos durante cien años a la velocidad de la luz, podríamos conocer sólo una pequeña parte de la creación, apenas una pequeña visión de la eternidad. Una chispa de la vida.

Todos los seres que han pasado por nuestro planeta y los que estamos hoy acá, somos pequeñísimos átomos, empleo el diminutivo para que te dimensiones, átomos de la creación, polvo de estrellas.

Hemos recibido un regalo: cincuenta, sesenta, ochenta años, una medida que sólo existe en nuestro mundo, para comprender el sentido de lo que somos, la oportunidad para respirar y abrir los ojos, para ver y sentir a otros seres similares.

Hay otros junto a nosotros, unos más grandes, unos más pequeños, pero nuestras limitaciones son iguales.

¿Aún no los has comprendido?

Bien, vuelve la mirada hacia las estrellas.






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