12/1/11



FUTURO, PADRES E HIJOS....




Cada hogar merece un reconocimiento en relación a la educación de los hijos.
Es un trabajo íntimo y constante.
Cada niño, traslada en esencia la Escuela a cada conversación en el hogar, todos hemos experimentado esto y conocemos los profesores y los rincones del colegio por las referencias de los niños. Sabemos de sus normas y sus actividades nada más que escuchando los breves comentarios de los niños.
La acción de la educación es una complicidad.
Educar un niño no es algo menor, supone sacrificios, privaciones y desvelos.
Nada es fácil y nosotros los profesores lo sabemos.
Nuestra comunidad la componen hogares modestos. Seguramente grandes expectativas y marcadas esperanzas están puestas en cada uno de estos niños.
Los alumnos también realizan lo propio.
El paso de la niñez a la infancia, de la infancia a la pubertad tiene muchos grados de dificultad que no siempre se manifiestan y muchas veces , nosotros, los adultos, somos injustos en el trato con nuestros alumnos. Es más fácil advertir los errores y los inconvenientes que valorar los esfuerzos y las potencialidades que ciertamente cada uno de los niños posee.
Lamentablemente con esa mirada vamos por la vida.
Cuando , decimos, culmina ese ciclo, dejamos la infancia,una parte de la vida queda en nuestra propia historia y así forma parte de los recuerdos escolares: un patio grande, unos amigos, unos profesores y una Escuela que fue moldeando caracteres y personalidades.
El recuerdo permanecerá en nosotros.
Y la experiencia es similar para todos.
Lejos de la Escuela, alguno de los maestros se engrandece y por eso nunca será tarde para volver a ellos y expresarles nuestros sentimientos. El ser humano se regocija con este pequeño gesto.
En esto, cada Escuela ha dicho una verdad, pero es una verdad que pasa inadvertida, la verdad es que las puertas de la Escuela no se cerrarán , porque luego vienen otros y la vida continua con su marcha perfecta y eterna.
Después del día en que dejamos la Escuela básica, el horizonte abre un mundo de posibilidades.
En este sentido, no olvides que siempre hay un amanecer, siempre la luz del día recompone y ordena lo que parecía caos. No hace mucho, durante el último verano todos quedamos en este situación , el terremoto nos dejó en las tinieblas y en el miedo. Todos mirábamos hacia el oriente pues por allí, todos sabíamos que vendría la luz, el sol del amanecer.
Aún en la mayor oscuridad y en el mayor desconcierto, siempre Dios nos regalará la luz. Somos un planeta de luz.
Siempre habrá un amanecer.
Cuando la vida se dificulte debes pensar y meditar sobre esto.
Eso te hará un joven sabio.
La vida nos abre el horizonte y cada uno de nosotros puede si se lo propone, cambiar el mundo.
La empresa es grande.
No caigas en las amenazas y enfrenta con nobleza y templanza las inseguridades, lucha contra lo que te hará daño y mira el futuro como la gran oportunidad que te brinda la vida.
No pierdas de vista el horizonte y el oriente que has diseñado, avanza con cautela y decisión y hazte amigo del estudio y la sabiduría.

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