Espero sinceramente
que no se desvirtúe este pequeño artículo.
Está inspirado
en las personas normales que
mayoritariamente viven en nuestro país.
Debe
entenderse por personas normales, aquellos habitantes hombres, mujeres y
jóvenes que cada día salen a trabajar o
a estudiar y que se enfrentan a los problemas diarios frente a la necesidad de subsistir de una forma digna.
Cada día y
de una manera casi normal, todos nosotros estamos expuestos a injusticias,
arbitriaridades menoscabos y
humillaciones.
El problema
es que estas transgresiones emanan de nuestra misma sociedad.
Son
situaciones tan sutiles y cotidianas que las tomamos con toda la naturalidad,
somos parte de un modelo de sociedad y de un sistema de vida que nos viene dado
desde siempre y que pareciera que no merece crítica.
Un día
cualquiera y no es una exageración, tendrás que pagar por entrar a tu
hogar y como este sistema de vida, este
modelo de economía nos abruma, lo harás sin reaccionar y será una situación más
de esta normalidad en que te has
acostumbrado a vivir.
El pretexto
podría ser perfectamente la seguridad y la privacidad familiar
Se
instalará un servicio privado a la entrada de tu barrio, implementarán una
tecnología de cobranzas y ya.
Un día, se
te dirá que el oxígeno del país está en riesgo y que se debe crear un fondo de protección del medio ambiente y
deberás pagar por respirar o por utilizar cierta cantidad de oxígeno para ti y
para tu familia.
El sistema
te lo exige y así lo harás.
Lo escribo
como paradigma.
Porque no
tienes capacidad de reacción frente a lo que es nuestro modelo de sociedad.
Y porque
además todo viene protegido con una normativa legal.
Hace
algunos años. El sistema dijo:
Para usar el transporte público se utilizará una tarjeta.
Y se
implementó una tarjeta con cargo a cada usuario de la locomoción colectiva.
Una
imposición que no respetó ni condiciones sociales, ni situación socio económico
o cultural. Era una exigencia de la modernidad.
Y de este
modo es como hoy convivimos con la ciudad.
Como
argumento del progreso y la modernidad se instalaron las redes privadas que
hacen funcionar este servicio y surgieron nuevas formas de lucrar a costa de la
gente normal.
Detrás de
todo está en primer lugar el dinero, luego la modernidad y por último los
consumidores. La calidad del sistema no está en la evaluación.
Es obvio
dictar que los que imponían el sistema no utilizaban el trasporte público e
ignoraban que cada día había gente muy pobre que viajaba tan sólo con una
moneda.
La
imposición era implacable. Como todas las que se generan casi a diario sin
consultar a nadie.
Se consulta
a las entidades privadas que harán funcionar el sistema y los legisladores que
adecuaran legal y jurídicamente cada medida.
De este
modo se impuso las ISAPRES y las AFP. El
que haya democracia, frente a esto, en realidad da lo mismo.
Los
sistemas de vialidad que indudablemente
son responsabilidad del estado, hoy están en las manos privadas, sin
atenuantes, sin consultas.
Un día
cualquiera a alguien se le ocurrió la feliz idea de concesionar las carreteras y ya. Excelente, lo haremos.
Y hoy
tienes que pagar por un derecho, el derecho a transitar libremente por los
caminos y carreteras de Chile. ¡Ay de ti si no lo haces!
El peso de
la legalidad para proteger el sistema cae sobre ti con gran fuerza, casi
cruelmente porque la deuda acumulada se redobla (así era en sus orígenes)
En menos de
un año se impuso el modelo y la gente los más pudientes hasta lo alabaron y
dijeron:
Es justo,
si necesito un buen servicio debo pagar por el.
El Gobierno
y los artífices de tan extraordinario proyecto pensaron estrechamente que todos
los que tenían vehículo, tendrían por lo tanto la capacidad de pagar por
transitar por esas vías y tan simple como eso, Chile entra a la modernidad
vial.
El sistema
no consideró las desigualdades económicas de los particulares, a los pequeños comerciantes,
a los estudiantes, a los obreros, a los profesores que tenían escasos recursos.
No. El
argumento fue: si tienes “plata” para auto, tendrás para pagar por un sistema
de tags.
Es así como
hoy se debe pagar por transitar por determinadas carreteras que
coincidentemente atraviesan la ciudad de punta a punta.
Y el
proyecto era más perverso aún, instaló los pórticos precisamente donde nadie
tuviera la opción de evitarlos.
Desde niños
se nos dijo que la vivienda, la salud, la educación son derechos de los
ciudadanos que nacen iguales ante la ley.
Pero
curiosamente hay que pagar por estos derechos, y hay que pagar cifras de
escándalo para la gente mas pobre.
La paradoja
es muy evidente: Hay los barrios para la clase alta y barrios para la clase
baja, hay sistemas de salud para ricos y pobres, hay educación para niños cuyas
familias son de altos ingresos y otra educación para los niños pobres.
Todo es un
derecho, pero si quieres una buena educación olvida eso y paga.
Tienes
derecho, pero si quieres que se te atienda con dignidad y con sistemas clínicos
modernos, debes pagar por eso.
Y nuestro
país, todos los ciudadanos nos hemos acostumbrado a esta forma de vivir.
El modelo
dicta normas que jamás beneficiarán a los más pobres y deben ser aceptadas so
pena de multas o de cárcel.
Si no
aceptas como esto esta diseñado, tu vida se convertirá en un infierno, porque
las deudas que irás acumulando se incrementaran día a día y todo el sistema
esta coludido.
La gente
más pobre vive en un círculo de vulnerabilidad del cual es casi imposible
salir.
El modelo
económico está protegido por la legalidad y tiene de su parte todos los
fundamentos jurídicos.
Los dramas
de la gente pobre son inimaginables para los que tienen poder.
Que acudan
a tu vivienda a requisar tus bienes es algo traumático, pero la ley pensada en
los poderosos no te protege.
Los legisladores elegidos por el pueblo caen
de rodillas ante el sistema y trabajan cada día por el.
Se
perfeccionan las leyes y se dictan otras
que no hacen otra cosa más que blindar cada acción que el sistema y el modelo
socio economito quiera implementar.
La
comunidad no reacciona. No tiene como
hacerlo.
Y la ley ha
ido acorralando a las personas normales de este país, le ha quitado los
espacios, el escaso poder adquisitivo
que pudieran tener es solamente para
pagar las deudas del mes.
Cuando las
mujeres del movimiento ANDA CHILE, se manifiestan son perseguidas por la
represión y todos los medios de comunicación que en un mismo tono expresan que
esa no es la manera de hacerse escuchar.
Cuando el
pueblo mapuche levanta su débil voz, se les tilda de terroristas y se acaba el
problema porque esta palabra inventada por los EEUU para justificar sus crímenes,
parece tener un poder especial cuando se maneja por los medios de comunicación.
Y la lógica
de los poderosos es esta: los mapuches son terroristas. Son un peligro para la
sociedad. Hay que aplicarles la ley.
Y la ley
como siempre está de parte de un sistema perverso.
Si miras tu
accionar de cada día, verás que tus derechos, los pocos que tienes siempre
están amenazados, que este sistema acorrala a los más desposeídos y que toda
ley que se dicte está ya financiada por la clase media, por la gente modesta.
Debes pagar
por todo lo que imaginas.
Luz, agua,
basura, estacionamientos, gas, correos, servicios, permisos, nacimientos,
muertes, certificados etc.
Si existe
algo por lo no pagas, debes preocuparte ya vendrá una ley que te quitará ese
derecho.
Eso ya es
muy injusto.
No es fácil
cambiar esta perversión del sistema, menos aún si favorece a gente de dinero que se siente muy cómoda con el, no es fácil
quitarle espacios a la banca privada a las compañías multinacionales a las
entidades de servicios comerciales.
Hemos
construido con una buena dosis de vergüenza este modelo social y económico y no
existe ningún político que intente cambiarlo.
Eso sería
un vuelco inmenso a nuestra manoseada cultura y nuestra idiosincrasia criolla
tan sumisa y tan arribista.
Todos se
moverán dentro de la legalidad protectora de este sistema.
La
política, los medios de comunicación, la policía y la justicia.
Afortunadamente
hace apenas un par de años, los estudiantes levantaron la voz, no una vez; sino que muchas veces y consiguieron que al
menos se conversara sobre las desigualdades en el sistema educativo.
Era lo menos que se podía hacer.
Vendrá un
pequeño barniz, pero para cambiar las estructuras educativas hay que modificar
el sistema y el modelo, por el momento es algo muy pretencioso.
Los poderes
económicos y privados acudirán a la legalidad que les protege.
Una gran verdad don Mario . que perfecto si esto fuera publicado en un periódico o revista para que muchas cabecitas tomaran conciencia de esta realidad ,porque veo a este país enajenado en la tele viendo telenovelas farándulas futbol y noticias intrascendente . que pena que mucho de lo que usted escribe muchos se lo pierden . pero bueno éxito. (B.R.A)
ResponderEliminarMuchas gracias por su visita.
ResponderEliminarEs verdad, el blog tiene un objetivo.
Que nos ayude a pensar sobre nuestra historia y nuestro entorno.
Le saluda
Mario Monasterio Calderón
te amo papá
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