30/7/12

LO QUE HAY MÁS ALLÁ DE LA MUERTE



En nuestro interior hay siempre dos inquietudes y dos interrogantes: el futuro y el más allá.
A modo de concepto sólo diré que el más allá, hace referencia a lo que está misteriosamente al término de la vida.
El tema obviamente no es nuevo. Es la pregunta esencial que se ha hecho el hombre por siglos y milenios:
¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Adónde voy?
Es la pregunta número tres.
¿Adónde vamos?
Esto es: ¿Qué sucede con nosotros al morir?
 Ya sabemos lo que ocurre, si estamos sepultados bajo tierra.  El cuerpo humano al igual que todos los organismos vivos se descompone, lo que es un proceso común en biología y química.
Esta descomposición es la reducción de un organismo vivo a una forma más simple de materia. Todos los seres vivos sufren las mismas etapas secuenciales de descomposición, es un reciclaje permanente, es lo que se transforma en  materia orgánica.
“Volverás al polvo, porque del polvo fuiste tomado”.
Cincuenta por ciento verdadero.
Todas las religiones han  intentado dar respuesta a estas preguntas, sin embargo la pregunta sigue allí, porque lo que satisface a una mentalidad no satisface a otra.
Los que aseguran que existe la reencarnación es imposible que soporten la idea de que los muertos resuciten.
Por el contario los que aseguran que los cuerpos resucitarán, no aceptan de ningún modo la idea de que los seres se reencarnan.
Y para ambos la idea de convertirse en una de las estrellas del firmamento suena a lo inimaginable, aunque no lo era tanto para los egipcios.
Otros han afirmado que la muerte te conduce al lugar del no retorno.
Cielos, infiernos, paraísos, nirvanas, millones de reencarnaciones, túneles de luz y cánticos inefables o tinieblas, son lo que nos espera  en el más allá.
Las afirmaciones sobre el más allá completan libros y bibliotecas y siguen sucediéndose nuevas teorías. Es que  siempre habrá quienes estén interesados en leer o escuchar, siempre en la espera, a ver si una respuesta me trae la información la plenitud o la paz.
Porque sino todo carece de sentido.
El más allá es una obsesión y los grandes maestros del conocimiento te plantean verdades casi indiscutibles, generalmente con una aureola de espiritualidad que obliga al hombre a contemplarse malo o bueno. Siempre en virtud de algún esfuerzo.
 La razón es simple. Nadie ha regresado del más allá para contarlo. Al menos no una persona común, alguien que convive en nuestra cotidianidad.
Y si es incierto el más allá, tan incierto es el futuro, sólo que aparentemente se le hace un guiño y se le mira de reojo. Es como el más allá pero algo de menor intensidad.
Nadie ha visto el futuro. Nadie vio terrenalmente el día de mañana. No se trata de un problema físico, porque si nos trasladamos a la velocidad de la luz, de acuerdo a la teoría de la relatividad podríamos ver el futuro. No se trata de un problema físico porque de cualquier modo no lo veríamos en nuestra dimensión habitual.
Si estoy leyendo una apasionante novela y el personaje me cautiva porque he visto su evolución, podría saltarme varios capítulos e ir a las últimas páginas del libro, frente a mí estaría el futuro de ese personaje. Conocería su futuro.
No se produce ninguna alteración física en el tiempo. Todo está igual, sólo que ahora yo conozco ese futuro.
Si estoy mirando una película, la tecnología me permite adelantar las secuencias y ver lo que le ocurrirá a los protagonistas. Tengo la posibilidad inequívoca de entrar y conocer su futuro.
Pero la cotidianidad no es ni novela ni película, aunque poéticamente esto suene bien.
La vida es la historia individual de cada ser. La historia son las secuencias de una existencia entre nosotros.
Tiene pasado, tiene un presente, pero no tiene futuro.
Y todos nos hemos equivocado respecto del futuro. Según la ciencia ficción de los años 60 o 70 por ejemplo, el futuro era un mundo robótico. Nada de eso ocurrió.
No hay posibilidad para visualizar el futuro o el más allá.
Es curioso pero el hombre ha creado toda una fantasía respecto del más allá. Todas las religiones lo plantean y lo aseveran como verdad.
A ver quien se atreve a decir lo contrario.
Y son todas convincentes, especialmente para las almas atribuladas, para las almas desconsoladas, porque aún la muerte sigue siendo un acontecimiento de enorme tristeza.

He aquí que en momentos de soledad, de mucho desconsuelo  por la perdida de un ser muy amado, un ser locuaz te puede llevar a los abismos de la fantasía respecto de otro mundo que hay más allá del umbral de la muerte.
Pero el desconsuelo continúa. Señal de que no lo has creído.
En Chile hubo un dramático accidente y murieron unas adolescentes. Sus padres demostraban una gran calma y una seguridad contagiosa sobre el más allá, un sitio  donde se encontraban sus hijas. Sin embargo al año siguiente estaban en el mismo lugar del accidente y el desconsuelo era incontenible.

La muerte es un paso, la muerte no existe, la muerte es sólo el umbral, la muerte es sólo una vigilia, la muerte es un sueño, la muerte es un dormir, la muerte es el inicio, la muerte es un cambio y así, las afirmaciones respecto de este inevitable momento en todos los seres del planeta son casi infinitas.
Yo puse una trampa al inicio. Yo sabía que el título te haría leer esto porque es como la búsqueda eterna de la respuesta, lo que demuestra que la pregunta sigue formulándose, aunque seas lo que seas desde el punto de vista intelectual, espiritual o religioso.
Y caíste en la trampa, no hay cuidado, que bueno que eso solamente lo sabemos tu y yo.
Yo no tengo la respuesta. No sé que nos espera más allá.
He adquirido información y conocimiento respecto de esto. He estudiado lo que nos espera más allá, incluso lo he visualizado en el mundo etérico y onírico, pero aún no hago ese tránsito, por lo tanto no puedo dar una respuesta definitiva.
Mi cuerpo no ha muerto aún, mis células están activas.
Puedes cerrar los ojos y ver la luz.

Pero algo más cercano es el futuro. Hablo de esta semana, la próxima o tal vez el mes entrante.
El futuro no lo se y es tan simple como  abrir la novela un poco más adelante.
 Soy el personaje y la trama está escrita sólo que los protagonistas no lo saben. La mente del escritor la tiene definida, e incluso la pueda alterar en el último momento, los que escriben guiones o novelas saben de esto.
El futuro es algo más cercano que el más allá, menos aventurero algo más evidente y de algún modo temporal puedes tenerlo al alcance. Pero no tu propio futuro. No tienes acceso a tu futuro.

Te pondré un ejemplo sobre esto y verás como es posible adelantarnos en el futuro.
En Chile hoy las carreteras son concesionadas, esto en términos simples significa que son administradas por una grandísima empresa que sólo se dedica a ellas y por tanto las puede optimizar. Son carreteras muy rápidas y fluidas, aunque a veces eso no ocurra.
Imaginemos que yo vengo de regreso a Santiago, vengo desde Rancagua a la velocidad normal de estas carreteras, o sea 100-120  Km. /h , vengo mirando la carretera pero también puedo observar lo que ocurre en la carretera que va en sentido opuesto, o sea miro a intervalos los vehículos que vienen en sentido contrario.
De pronto en esa ruta a lo lejos diviso sirenas, balizas, y vehículos que deben disminuir abruptamente la velocidad. Ha habido un accidente. Se inicia una congestión.
Sin embargo yo no puedo detenerme y sólo de reojo veo que hay un gran accidente y continúo mi ruta a gran velocidad hacia el norte, porque yo voy hacia el norte.
Teóricamente digamos que yo vengo desde el futuro.
Los vehículos que van hacia el sur 40, 50 o 100 kilómetros más allá, no saben  lo que ha ocurrido, están aún en el pasado.
Yo estoy en su futuro y se lo que les espera.
Cuando avancen por la carretera inevitablemente tendrán que detener su marcha porque hubo un gran accidente. Demorarán un tiempo impredecible en salir de allí.
Ellos aún no divisan su futuro, es más, algunos irán absolutamente tranquilos porque han calculado bien su recorrido, han planificado su trayecto.
No se las historias de  todos esos conductores y sin embargo conozco su futuro, el futuro inmediato que les podría comunicar: “en treinta minutos más o en una hora más te verás envuelto en un gran accidente  y tu viaje será distinto”.
Te lo puedo asegurar. Eso he visto en tu futuro.

Pero del más allá no se nada.
Eso no lo puedo hacer con el más allá. No tengo ninguna posibilidad. Porque el más allá es sólo una carretera de ida. Todos transitamos en la misma dirección.
En el más allá la novela y la película se acaban. Es el umbral del misterio.
Si alguien tiene informaciones concretas y certeras sobre esto le rogaría que me ayudara. Es la gran necesidad de todos los hombres y seres del planeta los que están hoy y los que estuvieron desde siempre.
Sólo que ahora tiene una connotación y una especial urgencia, porque la concepción y la idea de la muerte se ha desterrado.
Pero la ayuda que preciso es algo tan certero y tan preciso como lo que acabo de ver en la carretera. No me sirve de mucho ni la fantasía, ni los sueños ni las divagaciones ni la magia.
Pero le facilitaré la misión.
Prefiero escuchar lo que me reserva el futuro para mañana o para la próxima semana. Incluso si alguien me anuncia lo que vendrá hacia mí en un mes, también me sirve.
No es algo extremadamente difícil.
No se cual es el límite de la necedad para ambicionar algo así.
Lucho contra un inmenso mito, porque por siempre escuchaste que hay pensamientos y acciones necias y pensamientos y acciones sabias.
El más allá creo que es algo de mayor complejidad y sin duda frente a eso, seremos mucho más cautos y más escépticos.  

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